Un buen porcentaje de la gente que se dedica a esto de los sistemas, generalmente tiene una técnica por demás eficiente, amén de patética, para conservar su trabajo: La absoluta dependencia del usuario.
¿Cómo es esto? Tan simple.
Se erigen como todopoderosos señores de los sistemas, por lo cual NADIE puede realizar una sola tarea sin que ellos intervengan. Así sea quitarle una hoja atorada a una impresora, ahí van a hacerlo ellos. De esta manera, tratan a la gente como niños que no pueden hacer nada sin su Padre.
En mi coleto, se me hace un forma burda, insegura y miedosa de mantener un trabajo. Creo que la manera es que aseguramos lo que somos, es imprimiendo todos los días esa capacidad que tenemos de resolver los problemas, de aprender nuevas cosas y mostrar ímpetu ante los restos diarios.
Por ejemplo, les doy clases de como utilizar una impresora. Por raro que les parezca, el que sean independientes en ese tipo de detalles, les genera confianza en su propia capacidad. Les enseña a diferenciar lo que ellos pueden hacer de aquello que necesitan que haga yo. Esa es mi definición de un equipo bien engrasado para trabajar.
El hecho es que muchas veces, por más que se quiera, hay gente que se resiste a dejar el complejo de Padre. Te necesitan ya sea para que lo hagas tú porque no quieren aprenderlo, porque necesitan a alguien a quien echarle la culpa si sale mal o simplemente porque se aterrorizan ante la imponente visión de una computadora.
Esto regularmente me pasa con gente mayor de 40 años, los que no vivieron la revolución de usar estos aparatos del demonio. Yo comprendo su temor. Es algo con lo cual se ven obligados a lidiar y se sienten sobrepasados de capacidad. A veces sucede que no. He conocido gente mayor de esa edad que da ciento y raya a gente más joven en esto de la computación.
Lo que me desagrada en grado sumo, es el hecho de que se aferren de mi como el último recurso para sacar el trabajo adelante. Si no estoy yo, no se puede trabajar. ¿Qué pasa si no esta Elde Sistemas? Todo sale mal, nada esta en su lugar, todo colapsa.
Cuando en realidad, es que yo mantengo este sistema, para que funcione, incluso si yo me muero mañana. Funcionaría más o menos un mes perfectamente desde el día que yo me muriera. Lo cual perfectamente da plazo para que alguien más se haga cargo del mismo.
Pero no. Obstinados en su dependencia, obcecados en tener una muleta de la cual aferrarse, prefieren sentarse a esperar en vez de brindarse a ellos mismos la capacidad de resolver situaciones de antemano previstas.
Algunas para las cuales los he capacitado, educado e incluso les he provisto de manuales.
No es que yo no quiera hacer mi trabajo. Eso descartado. Sencillamente, no estoy aquí para presionar Enter cada vez que a ellos les dé miedo hacerlo.
Dale a un hombre un pez, y comerá hoy. Enséñale a pescar, y será un hombre de provecho.
